Iglesia de Santa Catalina

La Iglesia de Santa Catalina se alza como uno de los templos más antiguos de Murcia, ubicada en la emblemática plaza que lleva su mismo nombre, en pleno centro histórico de la capital murciana. Este santuario, cuyas raíces se hunden en la época medieval, constituye un testimonio excepcional del devenir histórico, artístico y religioso de la ciudad, siendo testigo privilegiado de los acontecimientos más relevantes que han marcado el desarrollo de Murcia desde la Reconquista hasta nuestros días.

Iglesia de Santa Catalina en Murcia
Iglesia de Santa Catalina, en Murcia. Foto: Wikimedia Commons.

Construida presumiblemente sobre los restos de una antigua mezquita islámica, la iglesia ha experimentado múltiples transformaciones arquitectónicas a lo largo de los siglos, conformando un conjunto ecléctico que integra elementos de diversos estilos artísticos. Su ubicación estratégica en la Plaza de Santa Catalina —considerada históricamente la verdadera plaza mayor de Murcia— la convierte en un punto neurálgico del patrimonio cultural murciano y en un lugar imprescindible para comprender la evolución urbana de la ciudad.

Actualmente, este templo parroquial no solo mantiene su función religiosa como sede canónica de la Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad, sino que además alberga un valioso patrimonio escultórico donde destacan obras de los célebres imagineros Nicolás Salzillo y Francisco Salzillo, convirtiendo cada visita en un auténtico recorrido por la historia del arte sacro murciano.

Orígenes y evolución

Los orígenes de la Iglesia de Santa Catalina se remontan a los primeros años posteriores a la conquista cristiana del Reino de Murcia. Tras la Reconquista definitiva en 1266 por las tropas castellanas encabezadas por el futuro rey Jaime I de Aragón, la ciudad musulmana experimentó una profunda transformación urbanística y religiosa. En este contexto, la mezquita de Hazim al-Qartayanni que ocupaba el solar actual fue consagrada al culto cristiano, convirtiéndose en una de las primeras parroquias de la nueva Murcia castellana.

Las primeras referencias documentales sitúan la existencia del templo ya en el año 1272, cuando la iglesia se encontraba abierta al culto con dos clérigos asignados, según consta en el Repartimiento de Murcia. La colación de Santa Catalina se identificaba entonces con el barrio musulmán de Zabazala (término que significa «jefe de la oración»), como demuestra una donación efectuada por el infante don Manuel a don Pedro Gómez Barroso en diciembre de 1266.

Durante el siglo XV, se edificó la primigenia iglesia siguiendo los patrones del gótico tardío, convirtiéndose en lugar de bautismo y enterramiento de prominentes murcianos de los siglos XV y XVI. Precisamente en esta parroquia fue bautizado el 12 de mayo de 1707 el que llegaría a ser el más célebre imaginero murciano: Francisco Salzillo Alcaraz, quien posteriormente se inscribió como miembro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de esta iglesia el 16 de enero de 1728.

En el transcurso del siglo XVI, la iglesia fue reconstruida siguiendo el modelo tradicional de las iglesias murcianas de la época: el estilo mudéjar o morisco. Se trataba de edificaciones modestas, ejecutadas en ladrillo o tapial, con escaso empleo de piedra sillar (reservada para elementos decorativos), y cubiertas con armaduras de madera de par y nudillo. Esta fisonomía se mantuvo durante varios siglos, conservando Santa Catalina su estructura de madera incluso en los primeros años del siglo XX.

La primera intervención documentada se produjo durante el mandato del Cardenal Luis Belluga (1705-1724), quien acometió importantes reparaciones en el templo. Sin embargo, la transformación más determinante tuvo lugar en el siglo XVIII, cuando se realizaron importantes reformas que modificaron sustancialmente su aspecto interior y exterior.

Un episodio dramático marcó la historia de la iglesia en 1826, cuando un fuerte terremoto provocó el derrumbe de la torre, que había sido construida en 1579 y ostentaba el título de ser la más alta de la ciudad hasta el siglo XVI. Esta torre había desempeñado una función defensiva fundamental: desde ella se daba la señal de rebato mediante su campana cuando llegaban avisos de incursiones piratas turcas y berberiscas desde la costa, alertando a la población y movilizando al ejército murciano.

La intervención del siglo XX modificó definitivamente la fisonomía del templo, adaptándolo al estilo ecléctico predominante en la época. Esta reforma integral afectó tanto al exterior como al interior, dotando a la iglesia del aspecto que contemplamos en la actualidad, donde conviven elementos de diferentes épocas y estilos arquitectónicos que narran visualmente los casi ocho siglos de historia del templo.

Información práctica

La Iglesia de Santa Catalina se encuentra ubicada en la Plaza de Santa Catalina, s/n, 30004 Murcia, en pleno corazón del casco antiguo de la capital. Su privilegiada localización la hace fácilmente accesible tanto para residentes como para visitantes, constituyendo un punto de referencia ineludible en cualquier recorrido turístico o cultural por el centro histórico murciano.

Cómo llegar y ubicación estratégica

El templo se sitúa en una de las zonas más emblemáticas del centro urbano, junto a la Plaza de las Flores, con la que forma un mismo espacio peatonal. Desde la Catedral de Murcia se puede llegar caminando en apenas 5 minutos a través de las calles Trapería y Platería, disfrutando del ambiente comercial y gastronómico del casco antiguo.

Para quienes utilicen transporte público, diversas líneas de autobús tienen parada en la cercana Glorieta de España o en la Plaza de Santo Domingo, ambas a escasos minutos a pie. La zona cuenta con varios aparcamientos públicos en las inmediaciones, como el del Corte Inglés o el de la Plaza Circular, aunque se recomienda visitar el centro histórico a pie dada su naturaleza peatonal.

La plaza donde se asienta el templo se ha convertido en uno de los espacios de ocio y encuentro más populares de Murcia, repleto de terrazas, bares de tapas y restaurantes que ofrecen lo mejor de la gastronomía murciana, lo que permite combinar la visita cultural con una experiencia gastronómica auténtica.

Horarios de celebraciones

La iglesia mantiene un horario regular de misas que permite a los fieles y visitantes participar en las celebraciones eucarísticas:

Horario de invierno:

  • Días laborables: 9:00 h y 11:00 h
  • Vísperas de festivo: 19:00 h
  • Festivos: 9:00 h, 11:00 h y 19:00 h

Horario de verano (del 1 de julio al 31 de agosto):

  • Días laborables: 9:00 h (se suprime la de 11:00 h en agosto)
  • Vísperas de festivo: 19:00 h
  • Festivos: 9:00 h y 19:00 h (se suprime la de 11:00 h en agosto)

Para confirmar los horarios o consultar celebraciones especiales, se recomienda contactar directamente con la Parroquia de San Nicolás de Bari y Santa Catalina, que gestiona ambos templos, o visitar la página web parroquial donde se publican las novedades y el calendario litúrgico actualizado.

Teléfono de contacto: 968 34 72 40

El acceso al templo es gratuito fuera del horario de misas, permitiendo a los visitantes contemplar su patrimonio artístico y arquitectónico. Se recomienda mantener una actitud respetuosa acorde con el carácter sagrado del recinto, especialmente durante las celebraciones litúrgicas.

Características arquitectónicas

La fisonomía actual de la Iglesia de Santa Catalina responde a las intervenciones acometidas principalmente durante el siglo XVIII y el siglo XX, que configuraron un conjunto arquitectónico de marcado carácter ecléctico. Esta amalgama de estilos y épocas constructivas confiere al templo una personalidad única dentro del patrimonio religioso murciano.

La fachada principal presenta una composición sobria pero armoniosa, dominada por una única torre y un gran rosetón que proporciona iluminación natural al interior. La portada sigue el estilo neogótico, con una composición abocinada formada por arcos sucesivos que crean un efecto de profundidad visual. El conjunto se remata con una pequeña cruz sobre el tejado, símbolo inequívoco de su naturaleza religiosa.

El interior del templo se articula mediante una planta de nave única, según el modelo tradicional de las iglesias parroquiales murcianas. A lo largo de los muros laterales se distribuyen pequeñas capillas o capillas-hornacinas, seis en el lado derecho y cinco en el izquierdo, cada una independiente de las demás y dedicada a diferentes advocaciones y devociones populares.

Uno de los elementos más valiosos que se conserva de la estructura original es la armadura de madera del siglo XVI, testimonio de la tradición constructiva mudéjar que caracterizó a las iglesias murcianas de aquel período. Este tipo de techumbres, realizadas con el sistema de par y nudillo, constituyen un elemento arquitectónico de gran interés histórico y técnico.

Las intervenciones del siglo XX dotaron al templo de elementos decorativos propios del eclecticismo imperante en la época, tanto en el exterior como en el interior, creando un contraste interesante entre las estructuras más antiguas y los añadidos contemporáneos. El estucado que recubre gran parte de los muros interiores pertenece a esta fase de reformas, aunque en algunas capillas se han conservado elementos pétreos más antiguos que aportan textura histórica al conjunto.

Merece especial atención el presbiterio y la capilla mayor, donde se venera la imagen titular del templo y donde se celebran las principales ceremonias litúrgicas. El retablo mayor, aunque reformado en distintas épocas, mantiene su función como foco visual y espiritual del templo.

Tesoros escultóricos

La Iglesia de Santa Catalina atesora un conjunto escultórico de excepcional valor artístico, donde destacan las obras de dos de los más importantes imagineros del barroco murciano: Nicolás Salzillo (padre) y Francisco Salzillo (hijo). Estas piezas constituyen uno de los principales atractivos del templo y justifican por sí solas la visita de cualquier amante del arte sacro.

El Santísimo Cristo de la Paciencia es, sin duda, la joya escultórica más venerada del templo. Esta imagen de Jesús azotado y coronado de espinas fue realizada por Nicolás Salzillo en el primer cuarto del siglo XVIII (probablemente entre 1713 y 1720). La escultura, que cuenta con antigua y nutrida devoción en la parroquia, representa a Cristo en el momento de la Pasión con una emotividad contenida característica del estilo de Nicolás Salzillo, escultor frecuentemente eclipsado por la fama de su hijo pero cuya maestría técnica y sensibilidad artística quedan patentes en esta magnífica talla.

Recientemente, esta imagen fue sometida a un minucioso proceso de restauración en el Centro de Restauración de la Región de Murcia, que duró ocho meses. Los trabajos permitieron recuperar una joya del patrimonio escultórico murciano, destacando el excelente estado de conservación de la policromía original y confirmando la calidad excepcional de la obra. Desde 2021, el Cristo de la Paciencia recibe culto como titular de la refundada Cofradía de Ánimas, en el seno de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad.

La imagen de Santa Catalina, titular del templo, también es obra de Nicolás Salzillo y preside la capilla mayor. La santa alejandrina aparece representada según su tradicional iconografía, portando los atributos que la identifican: la palma del martirio y la rueda dentada instrumento de su tormento. La talla muestra el característico estilo barroco de carnaciones rosadas y modelado sereno que define la producción de este escultor.

De Francisco Salzillo, el más célebre imaginero murciano del siglo XVIII, el templo conserva varias obras de gran valor. La más destacada es la Santísima Virgen Dolorosa, escultura realizada en 1742 que tiene el honor de ser la primera imagen datada del autor que desfila en la Semana Santa de Murcia. Esta Dolorosa, considerada una de las obras maestras del artista, procesiona cada Sábado de Pasión con la Cofradía de la Caridad y constituye un ejemplo paradigmático de la capacidad de Salzillo para transmitir el dolor espiritual a través del lenguaje escultórico barroco.

La iglesia también custodia una imagen de Santa Rita de Casia, atribuida igualmente a Francisco Salzillo, así como otras piezas escultóricas y pinturas de diversas épocas que configuran un conjunto patrimonial de extraordinaria riqueza. Entre los elementos pictóricos destacan varios lienzos de temática religiosa, como el cuadro de San Diego y el Milagro de las Flores, el de la Imposición de la Casulla a San Ildefonso por la Virgen de la Paz, y representaciones de las Ánimas del Purgatorio y diversos santos.

Durante la Guerra Civil española, numerosas obras de arte de la iglesia fueron incautadas para su conservación y protección, lo que permitió que este valioso patrimonio llegara hasta nuestros días. Entre las piezas salvaguardadas se encontraban no solo las esculturas mencionadas, sino también ornamentos litúrgicos, casullas bordadas y objetos de orfebrería que actualmente se conservan en la sacristía.

Celebraciones litúrgicas anuales

La Iglesia de Santa Catalina mantiene un activo calendario de celebraciones religiosas que van más allá de las misas cotidianas, acogiendo a lo largo del año diversas festividades, cultos especiales y actos devocionales que atraen tanto a feligreses habituales como a devotos de toda la ciudad.

La festividad de Santa Catalina de Alejandría, patrona del templo, se celebra el 25 de noviembre con una solemnidad especial. En esta jornada se organiza una misa solemne en honor de la santa mártir, acompañada de actos devocionales y celebraciones que reúnen a la comunidad parroquial en torno a su titular. La festividad constituye uno de los momentos álgidos del calendario litúrgico del templo.

Durante la Cuaresma, el templo cobra especial protagonismo como sede de diversas manifestaciones de piedad popular. Se celebra el Vía Crucis en las tardes de los viernes cuaresmales, ejercicio piadoso que recorre las catorce estaciones de la Pasión de Cristo y que congrega a numerosos fieles. Asimismo, se organizan quinarios y triduos preparatorios para las festividades pascuales.

El Miércoles de Ceniza marca el inicio del tiempo de Cuaresma con misas especiales en las que se impone la ceniza a los fieles, recordando la naturaleza transitoria de la existencia humana y la necesidad de conversión espiritual. Los horarios se amplían ese día para facilitar la participación de los fieles que desean recibir este signo penitencial.

La Semana Santa constituye el momento de máximo esplendor litúrgico y devocional del templo. Como sede canónica de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad, la iglesia se convierte en epicentro de la actividad procesional durante el Sábado de Pasión, cuando a las 19:30 horas parte la procesión de las túnicas corinto que recorre las calles del centro histórico hasta bien entrada la medianoche. El Sábado Santo, a las 17:00 horas, tiene lugar la salida de la procesión de María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos, organizada por la misma cofradía.

Durante la Octava de Pascua y el tiempo pascual se celebran las tradicionales misas de Resurrección y se organizan diversos actos festivos que prolongan la alegría del acontecimiento central de la fe cristiana. El templo participa también en la celebración de la festividad del Corpus Christi, devoción históricamente vinculada a la parroquia desde que en siglos pasados existiera aquí una importante Cofradía del Santísimo Sacramento.

A lo largo del año se celebran otras festividades marianas de especial devoción, como la Inmaculada Concepción (8 de diciembre), la Asunción de María (15 de agosto) y diversas advocaciones marianas veneradas en las capillas laterales del templo. Estas celebraciones suelen incluir novenas preparatorias, misas solemnes y procesiones interiores.

El templo acoge además los sacramentos del bautismo, matrimonio y confirmación, así como funerales y otras ceremonias propias de la vida parroquial. Las familias del barrio mantienen una arraigada tradición de celebrar estos momentos importantes de la vida cristiana en esta iglesia, perpetuando vínculos devocionales que en muchos casos se remontan a varias generaciones.

Aspectos singulares

La Iglesia de Santa Catalina no solo destaca por su antigüedad y su patrimonio artístico, sino también por numerosos detalles curiosos y episodios históricos que enriquecen su biografía y la convierten en un templo verdaderamente singular dentro del panorama religioso murciano.

Una de las particularidades más fascinantes del edificio es la presencia de elementos arquitectónicos de época islámica reutilizados en su construcción. En la sacristía se encontró una lápida sepulcral árabe con inscripción que hace referencia a Al-Fadilah, perteneciente a la familia de Ibn Mardanis, más conocido como «el Rey Lobo», y fechada en el año 1162. Esta pieza, actualmente expuesta en el Museo de Santa Clara, testimonia la presencia del antiguo cementerio musulmán que existía en los alrededores de la mezquita original. Además, empotrado entre dos capillas del lado del evangelio se conserva un fragmento de ornamentación arábiga labrado en caliza blanca, vestigio de la arquitectura islámica precedente.

La torre de la iglesia desempeñó un papel estratégico en el sistema defensivo de la ciudad durante los siglos XVI y XVII. En una época en la que la piratería turca y berberisca representaba una amenaza constante para el litoral murciano, se estableció una red de torres vigías costeras que comunicaban entre sí mediante señales de humo. Cuando se avistaban naves enemigas, la alerta llegaba hasta Murcia a través de la Sierra de Carrascoy, y era la campana de la torre de Santa Catalina la encargada de dar el toque de rebato, movilizando al ejército que partía desde la capital hacia el campo murciano para socorrer a la población amenazada.

En 1572, el arquitecto Miguel Gutiérrez acometió una reforma integral de la torre, dotándola del único reloj público que existía entonces en la ciudad de Murcia. Este reloj convertía al templo en un referente temporal para toda la población urbana, función que mantuvo hasta que el seísmo de 1826 provocó el colapso de la estructura. Tras el derrumbe, el reloj fue trasladado al Templo de San Antolín, donde se instaló definitivamente.

El vínculo de la iglesia con Francisco Salzillo va mucho más allá de las obras que custodia: el célebre escultor fue bautizado en esta parroquia el mismo día de su nacimiento, el 12 de mayo de 1707. Años más tarde, el 16 de enero de 1728, se inscribió como miembro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Santa Catalina, demostrando su vinculación sentimental con el templo de su bautizo. Esta conexión personal añade un valor especial a las obras del maestro que se veneran en el templo.

Durante los años 1735-1736, la iglesia sirvió de sede provisional para los cabildos de la ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús, que necesitaba un lugar alternativo para celebrar sus juntas debido al pleito que mantenía con los frailes agustinos. Este episodio demuestra la importancia y prestigio que el templo tenía dentro de la vida cofrade murciana, incluso antes del surgimiento de la actual Cofradía de la Caridad.

La Plaza de Santa Catalina, donde se ubica el templo, fue durante siglos el verdadero corazón político y social de Murcia. En ella se celebraban proclamaciones reales, pregones, juicios públicos, ejecuciones y reuniones del concejo municipal. Hasta finales del siglo XVIII, cuando se completaron las obras de la plaza del Cardenal Belluga y la torre de la Catedral, Santa Catalina mantuvo su protagonismo como espacio cívico fundamental de la ciudad.

En la actualidad, aunque la plaza ha perdido su función política, ha ganado un nuevo protagonismo como epicentro gastronómico y de ocio de la ciudad. Cada año, durante el Sábado de Pasión y el Sábado Santo, la plaza recupera parte de su antiguo esplendor cuando las túnicas corinto y negras de la Cofradía de la Caridad inundan el espacio urbano, conectando el presente con la rica tradición histórica del lugar.

Preguntas habituales

¿Cuál es la antigüedad de la Iglesia de Santa Catalina?

La Iglesia de Santa Catalina es uno de los templos más antiguos de Murcia, con documentación que acredita su existencia desde el año 1272, apenas seis años después de la Reconquista cristiana. El edificio actual, sin embargo, responde principalmente a reformas de los siglos XVIII y XX, aunque conserva elementos del siglo XVI como su armadura de madera mudéjar.

¿Qué obras de arte importantes alberga el templo?

El templo conserva obras excepcionales de los escultores Nicolás Salzillo (el Santísimo Cristo de la Paciencia y la imagen de Santa Catalina) y Francisco Salzillo (la Dolorosa de 1742, considerada su primera obra datada que procesiona en Semana Santa, y Santa Rita de Casia). También custodia diversos lienzos de temática religiosa y ornamentos litúrgicos de gran valor histórico.

¿Se puede visitar la iglesia libremente?

Sí, la iglesia permanece abierta fuera de los horarios de misa para que los visitantes puedan contemplar su patrimonio artístico y arquitectónico. El acceso es gratuito, aunque se solicita mantener una actitud respetuosa acorde con el carácter sagrado del recinto. Se recomienda evitar las visitas durante las celebraciones litúrgicas para no interrumpir el culto.

¿Qué cofradía tiene su sede en este templo?

La Iglesia de Santa Catalina es sede canónica de la Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad, fundada en 1993. Esta cofradía, identificada por sus túnicas de color rojo corinto, organiza dos procesiones durante la Semana Santa: la del Sábado de Pasión (que parte a las 19:30 horas) y la de María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos el Sábado Santo (a las 17:00 horas).

¿Por qué se dice que la iglesia está construida sobre una mezquita?

Tras la conquista cristiana de Murcia en 1266, las mezquitas musulmanas fueron consagradas para el culto cristiano o demolidas para construir nuevos templos. En el caso de Santa Catalina, existe documentación que identifica el solar con la antigua mezquita de Hazim al-Qartayanni. Además, se han encontrado elementos arqueológicos de época islámica, como una lápida funeraria del año 1162 y fragmentos de ornamentación árabe, que confirman la presencia musulmana previa en el lugar.

¿Qué relación tiene Francisco Salzillo con esta iglesia?

Francisco Salzillo, el más célebre escultor murciano del siglo XVIII, fue bautizado en la Iglesia de Santa Catalina el 12 de mayo de 1707, el mismo día de su nacimiento. Posteriormente, en 1728, se inscribió como miembro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de esta parroquia, demostrando su vinculación personal con el templo. Además, el templo conserva varias obras del maestro, entre ellas la magnífica Dolorosa de 1742.

¿Cuál es el horario de misas en Santa Catalina?

En horario de invierno, las misas se celebran los días laborables a las 9:00 y 11:00 horas, las vísperas de festivo a las 19:00 horas, y los festivos a las 9:00, 11:00 y 19:00 horas. Durante el verano (julio y agosto) se suprime la misa de las 11:00 horas tanto en días laborables como festivos. Se recomienda confirmar los horarios contactando con la parroquia.

¿Cómo llegar a la Iglesia de Santa Catalina desde la Catedral de Murcia?

Desde la Catedral de Murcia, el trayecto a pie hasta la Iglesia de Santa Catalina es muy sencillo y dura aproximadamente 5 minutos. Se puede acceder caminando por la calle Trapería hacia el norte, continuando por Platería hasta llegar a la Plaza de Santa Catalina. Todo el recorrido transcurre por zona peatonal del casco antiguo, permitiendo disfrutar del ambiente comercial y monumental del centro histórico.

¿Qué función defensiva tuvo la torre de la iglesia?

Durante los siglos XVI y XVII, la torre de Santa Catalina (construida en 1579) formaba parte del sistema de alerta temprana contra incursiones piratas. Cuando las torres vigías de la costa detectaban naves enemigas, comunicaban la alarma mediante señales de humo hasta la Sierra de Carrascoy, desde donde se enviaba el aviso a Murcia. La campana de Santa Catalina daba entonces el toque de rebato, movilizando al ejército para defender el territorio. La torre se derrumbó en el terremoto de 1826.

¿Se celebran bodas y bautizos en esta iglesia?

Sí, como parroquia activa, la Iglesia de Santa Catalina acoge la celebración de todos los sacramentos, incluidos bautizos, confirmaciones y matrimonios. Las familias del barrio mantienen una arraigada tradición de celebrar estos acontecimientos en el templo, perpetuando vínculos devocionales que en muchos casos se remontan a varias generaciones. Para organizar cualquier ceremonia sacramental es necesario contactar previamente con el párroco responsable.

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