Pontificia, Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza
La Pontificia, Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza representa una de las instituciones más antiguas y venerables de la Semana Santa murciana. Con sede canónica en la histórica Iglesia de San Pedro Apóstol, esta cofradía se distingue por su característico color verde que inunda las calles del centro de Murcia cada Domingo de Ramos, inaugurando tradicionalmente las procesiones de la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo XVIII, cuando se estableció como congregación dedicada al socorro de menesterosos y al acompañamiento de reos con penas de muerte, transformándose en el siglo XX en una de las corporaciones pasionarias más participativas y admiradas de la capital del Segura.

Esta hermandad atesora un patrimonio escultórico excepcional, con obras maestras de Francisco Salzillo como el Cristo de la Esperanza (1755), la Virgen de los Dolores (1756) y San Pedro Arrepentido (1780), considerada esta última una de las cumbres del genial imaginero murciano. El cortejo procesional, compuesto por nueve hermandades con sus respectivos pasos, ofrece un recorrido visual por tres siglos de escultura religiosa española, conjugando el esplendor barroco salzillesco con creaciones decimonónicas y obras contemporáneas. La procesión del Domingo de Ramos constituye uno de los momentos más emotivos y multitudinarios de la Semana Santa en Murcia, con su espectacular recogida a medianoche en la abarrotada Plaza de San Pedro.
Contenido
- 1 Raíces históricas y fundación canónica
- 2 Refundación y resurgimiento
- 3 Sede canónica y emplazamiento
- 4 Vestimenta e identidad visual
- 5 Tesoro escultórico y artístico
- 6 Procesión del Domingo de Ramos
- 7 Vida cofrade a lo largo del año
- 8 Tradiciones singulares
- 9 Preguntas recurrentes
- 10 Enlaces de interés
- 11 Cofradías y Hermandades
- 11.0.1 Cofradía del Santísimo Cristo de la Fe
- 11.0.2 Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia
- 11.0.3 Cofradía del Santísimo Cristo del Refugio
- 11.0.4 Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Luz en Su Soledad
- 11.0.5 Hermandad de Esclavos de Nuestro Padre Jesús del Rescate y María Santísima de la Esperanza
- 11.0.6 Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad
- 11.0.7 Pontificia, Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza
- 11.0.8 Pontificia, Real, Hospitalaria y Primitiva Asociación del Santísimo Cristo de la Salud
- 11.0.9 Real y Muy Ilustre Archicofradía de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado
- 11.0.10 Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno
- 11.0.11 Real y Muy Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo
- 11.0.12 Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores
- 11.0.13 Real, Ilustre y Muy Noble Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón
- 11.0.14 Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Servitas de María Santísima de las Angustias
- 11.0.15 Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
Raíces históricas y fundación canónica
Los orígenes remotos de la cofradía se remontan al siglo XVI, cuando en Murcia existía una institución dedicada al socorro de desvalidos, el acompañamiento a reos en la última noche de su vida y la mediación en los frecuentes duelos entre caballeros de capa y espada. Esta primitiva corporación caritativa, establecida en la desaparecida ermita de San Ginés, aunque no tenía obligación de desfilar en ningún cortejo pasionario durante la Semana Santa, sí mantenía una intensa labor de penitencia y caridad entre los más necesitados de la sociedad murciana.
El origen directo de la actual Congregación del Santísimo Cristo de la Esperanza y Santo Celo por la Salvación de las Almas se encuentra en una reflexión del padre franciscano Andrés Ferrer de Valdecebro (1620-1680), quien en su libro «Historia de la Vida de Santa Rosa de Santa María», impreso en 1670, se lamentaba de que la piedad católica no hubiera fundado alguna cofradía, obra pía o sufragio destinado a hacer bien por las almas de los que están en pecado mortal. Esta inquietud espiritual germinaría décadas más tarde.
En 1724 nació en Sevilla la Venerable Congregación del Santísimo Cristo de la Esperanza y Santo Celo por la Salvación de las Almas, promovida por Antonio de Vargas con el decisivo apoyo del Cardenal Belluga, prelado de extraordinaria influencia en la Murcia de la época. Esta congregación sevillana, hermana de otras existentes en distintas ciudades españolas, tenía las mismas obligaciones de penitencia y caridad que las antiguas instituciones mendicantes. El rey Felipe V otorgó protección real a esta congregación mediante Real Decreto de 18 de junio de 1744, consolidando su posición institucional.
La congregación murciana se erigió canónicamente el 29 de abril de 1754 en la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol. El 3 de mayo de ese mismo año, avalados por las firmas de cuarenta y cuatro hermanos fundadores entre los que figuraba Joseph Vallejo y Taybilla (hermano de la esposa de Francisco Salzillo), los congregantes solicitaron la aprobación de sus constituciones. Previo informe favorable del Fiscal General del Obispado de 19 de octubre de 1754, las constituciones fueron aprobadas el 21 de octubre de 1754 por el Visitador General del Obispado de Cartagena, Pedro Manuel del Moral, en nombre del Obispo Diego de Rojas y Contreras.
La confirmación pontificia llegó pronto. Mediante la Bula «Cum ficut accepimus», dada en Roma el 10 de marzo de 1755, Su Santidad el Papa Benedicto XIV concedió importantes indulgencias a los congregantes del Santísimo Cristo de la Esperanza y del Santo Celo por la Salvación de las Almas de Murcia. El pontífice otorgó indulgencia plenaria y remisión de todos los pecados a los cofrades que recibieran la Sagrada Eucaristía ante la imagen del Cristo de la Esperanza. Con esta aprobación papal, la congregación adquirió el título de Pontificia y se le autorizó a ostentar el Escudo Pontificio de San Pedro, la Tiara Papal, el Ancla y las Llaves.
Entre los primeros congregantes destacó una figura de excepcional relevancia: Francisco Salzillo y Alcaraz, el genial escultor murciano, ingresó en la hermandad junto con su esposa Juana de Vallejo el 22 de agosto de 1755, según consta en el libro de la Congregación. A lo largo de su vinculación con la cofradía, Salzillo realizó las tallas del Cristo de la Esperanza (1755) y la Dolorosa (1756), así como el magnífico San Pedro Arrepentido que preside el retablo mayor de la parroquia (1780), considerado una de las obras maestras de su producción escultórica.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, como ocurrió con tantos otros institutos religiosos, la Congregación de la Esperanza fue decreciendo en actividad y número de hermanos, influida por los cambios en las prácticas religiosas y las corrientes liberales de la época. Desaparecieron tanto la matriz de Sevilla como la congregación erigida en la demolida iglesia de San Juan Bautista de Madrid. Sin embargo, la murciana no llegó a extinguirse completamente. Javier Fuentes y Ponte, en su obra de 1880, refiere su existencia en la iglesia de San Pedro dando culto al Crucificado de la Esperanza.
Refundación y resurgimiento
Para 1953, la antigua Congregación había quedado reducida a apenas nueve congregantes que mantenían como única actividad la celebración periódica de una eucaristía en sufragio de los hermanos fallecidos y las ánimas del Purgatorio. Fue precisamente a la salida de una de esas misas cuando, a instancias de dos congregantes que habían formado parte de las directivas de otras cofradías murcianas, se decidió rehabilitar e impulsar la institución, transformando sus fines y configuración.
El 29 de abril de 1954, en la puerta de la Iglesia Parroquial de San Pedro, un grupo de amigos devotos del Cristo de la Esperanza —Antonio Almela Pujante, José Crisanto López Jiménez, Federico López-Higuera y Marín-Baldo, Alfonso Brugarolas, Alfredo Fernández de la Cruz Roca, Rafael García Velasco y los hermanos Tomás, Ginés y Francisco Pérez Miralles— decidieron propagar la devoción por el Santísimo Titular. Animados y ayudados por el párroco Mariano Andreu, organizaron un Rosario Vía Crucis que salió por primera y única vez a recorrer las calles de Murcia el 11 de abril de 1954, produciendo tal entusiasmo que decidieron formar una verdadera procesión de Semana Santa.
El Obispo de Cartagena, Ramón Sanahuja y Marcé, dio luz verde al proyecto autorizándoles para formar procesión pública en la tarde-noche de Domingo de Ramos. Los artífices de esta reconversión, a quienes se puede llamar «refundadores», fueron el reverendo Mariano Andreu y Antonio Almela Pujante, primer Hermano Mayor de la cofradía en el siglo XX. En la Semana Santa de 1955 ya se desfiló con túnicas verdes y dos tronos: el del Santísimo Cristo de la Esperanza y el de la Santísima Virgen de los Dolores, que entonces aparecía arrodillada cerrando el cortejo adorando la Cruz Vacía.
En 1956, la Cofradía de la Esperanza agregó dos pasos más a su procesión: el de Jesús Nazareno, también conocido como de la Penitencia, obra de Santiago Baglietto de 1817, y el de San Pedro Arrepentido, tallado por Francisco Salzillo en 1780. En 1977 se creó la hermandad de San Juan Evangelista, a instancia de los hermanos González Hernández. En la década de 1980 se introdujeron en la cofradía los grupos escultóricos del Arrepentimiento y Perdón de María Magdalena (1983) y la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén (1984).
Resulta sorprendente que, a pesar de la secular tradición pasionaria de Murcia, en 1984 no existiera en la ciudad ningún paso que recrease la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, episodio evangélico fundamental para el Domingo de Ramos. La Cofradía de la Esperanza asumió el proyecto de su realización, encargándolo al imaginero José Hernández Navarro, quien lo ejecutó entre 1984 y 1987, llenando así un vacío iconográfico significativo en la Semana Santa murciana.
En el siglo XXI, la cofradía ha continuado enriqueciendo su patrimonio. En 2002 se fundó la primera hermandad infantil de Murcia, dotándola posteriormente con el paso «Dejad que los niños se acerquen a Mí», obra de Francisco Liza bendecida en 2009. En 2023 se aprobó la incorporación del paso del Santísimo Cristo de las Almas, recuperando así la advocación de las Almas que acompaña a la institución desde 1755. Este conjunto, esculpido por Juan y Sebastián Martínez Cava, procesionó por primera vez en la Semana Santa de 2025, constituyendo el primer paso procesional en Murcia de estos imagineros.
Sede canónica y emplazamiento
La Iglesia de San Pedro Apóstol, sede canónica de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza, constituye uno de los templos más antiguos y cargados de historia de la ciudad de Murcia. Situada en pleno corazón del casco antiguo, entre la plaza del mismo nombre y la emblemática Plaza de las Flores, esta parroquia es originaria de los primeros tiempos de dominación cristiana, asentándose sobre una antigua mezquita convertida en iglesia tras la toma de la ciudad por Jaime I de Aragón en febrero de 1266.
La Casa de Hermandad de la Esperanza se encuentra en la calle Jara Carrillo, número 18, sirviendo como sede social donde se desarrollan los cabildos, reuniones de Junta de Gobierno y actividades administrativas de la cofradía durante todo el año.
Vestimenta e identidad visual
El color verde constituye el signo distintivo más reconocible de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza. Esta tonalidad, que inunda las calles de Murcia cada Domingo de Ramos, simboliza la esperanza cristiana en la salvación y la vida eterna, convirtiendo a sus miembros en protagonistas del arranque oficial de la Semana Santa en la capital murciana.
Los cofrades penitentes y mayordomos visten túnica de terciopelo verde con capuz en raso del mismo color pero de tonalidad algo más clara. Llevan el escudo de la institución bordado en el antifaz y un cíngulo en la cintura. Una particularidad significativa de esta cofradía es que los mayordomos llevan la cara cubierta, a diferencia del estilo tradicional murciano donde habitualmente van descubiertos. Esta característica confiere al cortejo un aire de mayor misterio y recogimiento.
Existen variaciones cromáticas según la hermandad. En las hermandades de San Juan y María Santísima de los Dolores, los capuces de nazarenos penitentes y mayordomos son dorados y blancos respectivamente. Los penitentes de la hermandad de la Virgen llevan además fajín blanco en lugar de cíngulo. Los penitentes de la Hermandad del Cristo de las Almas, donde se integra el tercio de promesas, cuentan con túnica de tergal verde con la misma tonalidad en túnica y capuz.
Los nazarenos estantes, aquellos que portan los pasos sobre sus hombros, visten túnica verde de tergal con capuz en raso del mismo color con otra tonalidad (excepto en la Hermandad del Cristo de las Almas, donde ambas piezas son de tergal y del mismo tono). Portan el escudo de la cofradía a la izquierda de la parte superior de la túnica, poseen puntillas en la solapa y calzan esparteñas tradicionales. Una característica destacable es que ocho de los pasos de la cofradía son de tres estantes por vara, una configuración que requiere gran coordinación y fuerza física.
Los estandartes de la cofradía son piezas de gran valor artístico, elaborados en terciopelo bordado en oro fino. Destacan especialmente los correspondientes a las hermandades del Cristo de la Esperanza y María Santísima de los Dolores, realizados a mitad del siglo pasado en los prestigiosos Talleres «Casa Lucas» de Murcia. La Cruz Guía que abre el cortejo, incorporada en 2014, tiene unas dimensiones de 200 x 120 x 15 centímetros y está realizada en madera de cedro real fileteada en alpaca, con cantoneras planas, INRI y siete relieves alegóricos de alpaca cincelada.
Tesoro escultórico y artístico
El patrimonio escultórico de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza constituye un verdadero museo viviente que recorre tres siglos de escultura religiosa española. Con nueve hermandades y sus respectivos pasos, la cofradía exhibe obras que van desde el esplendor barroco salzillesco del siglo XVIII hasta creaciones contemporáneas del siglo XXI, pasando por el clasicismo decimonónico.
Obras maestras de Francisco Salzillo
La cofradía custodia tres obras excepcionales de Francisco Salzillo, el más grande imaginero del barroco español, que por sí solas justifican la visita a la procesión del Domingo de Ramos.
El Santísimo Cristo de la Esperanza, imagen titular de la cofradía, fue intervenido por Salzillo en 1755. Si bien la autoría completa de la imagen ha sido objeto de debate entre los estudiosos —especulándose que el maestro interviniera una obra preexistente posiblemente del escultor Antonio Dupar—, se considera que tanto la cabeza como el paño de pureza son obra indudable de Salzillo. El Cristo guarda gran semejanza con los crucificados de la Última Cena, Oración del Huerto y Caída del propio Salzillo, revelando la personalidad inconfundible del maestro. La imagen preside el altar mayor de la Iglesia de San Pedro y sale en procesión acompañada por un piquete de la Escuela Militar de Paracaidismo, hermana honoraria de la cofradía.
María Santísima de los Dolores, cotitular de la cofradía, fue esculpida por Salzillo en 1756. Esta imagen de vestir cambió de composición en 1958, pasando de estar arrodillada ante una cruz vacía a ir en pie siguiendo el modelo de Dolorosa tradicional de la escuela murciana. Cuenta con una serie de angelotes del siglo XIX en el trono, siguiendo la disposición típica murciana. Entre los mantos que dispone la imagen, el célebre «manto azul» fue elaborado en Casa Lucas en 1959. El manto y saya de la Virgen, confeccionados en terciopelo y tisú, fueron regalados a la imagen por los cofrades con motivo de su 250º aniversario.
Pero sin duda, la joya de la corona es el San Pedro Arrepentido, tallado por Salzillo en 1780 y considerado una de las obras maestras absolutas de su producción. Esta magnífica imagen fue encargada a Francisco Salzillo en 1779 para ocupar el nicho-camarín del retablo mayor del templo, proyectado diez años antes por Nicolás de Rueda. Para esta escultura de madera tallada policromada y estofada, con un tamaño mayor al natural (en atención a la altura en la que debía ser vista), Salzillo se inspiró en el grabado de Ximénez de 1755 incorporado en las Constituciones de la Congregación. La imagen, de 1,86 metros de altura, representa a San Pedro arrodillado sobre un gran peñasco, con las manos fuertemente entrelazadas y el rostro profundamente abatido y surcado por lágrimas. Así, con esta soberbia obra, Francisco Salzillo rubricó su genialidad como artista, tan solo tres años antes de morir. En 2023, durante un intenso proceso de restauración, se descubrió la posición original de un gallo que se concluyó pertenecía a la época y al taller de Salzillo.
Escultura del siglo XIX
Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Penitencia fue realizado en 1817 por Santiago Baglietto para la Hermandad del Santísimo Sacramento y Benditas Ánimas de la parroquia de San Pedro. Es la única obra de este escultor italiano que desfila en la Semana Santa murciana, del que también fueron varios de los pasos de la Archicofradía de la Sangre (Los Coloraos). Esta imagen representa el clasicismo decimonónico y constituye un testimonio del cambio estilístico que se produjo tras el barroco salzillesco.
Imaginería contemporánea
La cofradía ha incorporado numerosas obras de imagineros del siglo XX y XXI, demostrando su compromiso con la pervivencia de la escuela salzillesca murciana.
José Hernández Navarro, el imaginero de Los Ramos, realizó en 1984 el grupo de la Entrada de Jesús en Jerusalén, conocido popularmente como «la Burrica». El conjunto se compone de cuatro imágenes de tamaño natural en madera tallada y policromada: Jesús a lomos de la borriquilla, Santiago el Mayor (añadido en 1986) y una mujer hebrea que da la mano a un niño. Destaca el tratamiento de la policromía, dotando de colores cálidos a los personajes secundarios mientras que para el Cristo utiliza el blanco y la estofa de oro. El grupo fue restaurado íntegramente en 2024 por su propio escultor.
Francisco Liza realizó en 1983 la imagen de María Magdalena del paso del Arrepentimiento y Perdón, mientras que su hijo Antonio Castaño Liza ejecutó en 2014 la figura de Jesús que sustituyó a la anterior, prescindiendo de la figura de Judas que había en el grupo original. También de Francisco Liza es el paso «Dejad que los niños se acerquen a Mí» (2009), que preside la Hermandad Infantil. Antonio Castaño Liza realizó además el San Juan Evangelista que se bendijo en 2017, sustituyendo a otro anterior de Antonio Labaña Serrano.
La última incorporación al patrimonio corinto es el Santísimo Cristo de las Almas, obra de los hermanos Juan y Sebastián Martínez Cava (2025). Este conjunto representa el primer paso procesional en Murcia de estos imagineros y recupera la advocación de las Almas que acompaña a la institución desde 1755. A diferencia del resto de hermandades, el trono presenta una configuración tradicional murciana con solo dos estantes por vara.
Patrimonio complementario
La cofradía atesora también piezas de orfebrería y textil de gran valor. Destaca el terno de capa pluvial y dalmáticas realizadas en el siglo XVIII para la Parroquia de San Pedro, confeccionadas en seda roja espolinada y labrada en oro y plata conforme a las técnicas levantinas del setecientos. Las coronas de espinas de las imágenes del Cristo de la Esperanza y Nuestro Padre Jesús Nazareno, así como las potencias de plata de las imágenes de Cristo en los grupos de la Entrada en Jerusalén y la Unción en Betania, completan este extraordinario patrimonio.
Procesión del Domingo de Ramos
La procesión del Domingo de Ramos de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza constituye uno de los momentos culminantes de la Semana Santa murciana. Con salida en la tarde-noche desde la Plaza de San Pedro, este desfile marca tradicionalmente el arranque oficial de las procesiones de la ciudad, siendo considerada la primera de las denominadas «tradicionales» por haber sido durante muchos años la que inauguraba las celebraciones pasionarias en Murcia.
El cortejo procesional está compuesto por nueve hermandades con sus respectivos pasos, que desfilan en el siguiente orden: «Dejad que los niños se acerquen a Mí» (Francisco Liza, 2009), que abre la procesión portado por la Hermandad Infantil, primera de las creadas en Murcia; «Arrepentimiento y perdón de María Magdalena» (Francisco Liza y Antonio Castaño Liza); «Entrada de Jesús en Jerusalén» (José Hernández Navarro, 1984-1987), conocido popularmente como «la Burrica»; «San Pedro Arrepentido» (Francisco Salzillo, 1780); «Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Penitencia» (Santiago Baglietto, 1817); «Santísimo Cristo de las Almas» (Juan y Sebastián Martínez Cava, 2025); «San Juan Evangelista» (Antonio Castaño Liza, 2017); «María Santísima de los Dolores» (Francisco Salzillo, 1756); y cerrando el cortejo, el Santísimo Cristo de la Esperanza (Francisco Salzillo, 1755).
El itinerario procesional recorre las arterias principales del centro histórico: Plaza de San Pedro, Jara Carrillo, Plaza Martínez Tornel, Tomás Maestre, Sol, Frenería, Plaza del Cardenal Belluga, Nicolás Salzillo, Plaza Hernández Amores, Trapería, Plaza de Santo Domingo, Santa Ana, Plaza Santa Ana, Alfonso X El Sabio, Santa Clara, Echegaray, Plaza de Julián Romea, Fernández Ardavín, Plaza de Santa Gertrudis, Calderón de la Barca, Esteve Mora, Plaza de San Bartolomé, Sociedad, Plaza Puxmarina, Madre de Dios, Pascual, Jara Carrillo, para regresar a la Plaza de San Pedro. La distancia recorrida es de aproximadamente 2.320 metros.
Una de las características distintivas de esta cofradía es que en su cortejo no hay toque de burla, diferenciándose así de otras procesiones tradicionales murcianas. Además, los últimos tronos de la procesión marcan el paso, creando una cadencia solemne que impresiona a los espectadores.
El momento más emotivo y espectacular se produce durante la recogida de la cofradía, prevista en torno a las 23:45 horas, cuando se congrega una multitud en la abarrotada Plaza de San Pedro. A medianoche se produce el encuentro de los pasos titulares y San Juan a sones de marchas procesionales y saetas, creando una atmósfera de fervor indescriptible. El instante en que el paso del Santísimo Cristo de la Esperanza entra en la iglesia constituye un momento memorable: el crucificado de Francisco Salzillo, que a pesar de su peso y tras varias horas de procesión, es introducido a pulso por sus nazarenos estantes en un alarde de devoción y fuerza, arrancando el aplauso emocionado del público congregado.
Vida cofrade a lo largo del año
La Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza desarrolla una intensa actividad religiosa, cultural y social que se extiende durante todo el año, consolidando los lazos de hermandad entre sus más de 1.500 cofrades y manteniendo viva la devoción hacia sus titulares.
Durante la Cuaresma, periodo de preparación espiritual para la Semana Santa, la cofradía multiplica sus actividades. Se celebran actos de culto, ejercicios piadosos, conferencias sobre temas pasionarios y reuniones de las distintas hermandades para ultimar los detalles de la procesión. Los ensayos de los estantes, fundamentales para garantizar la coordinación en el porte de los pasos, se intensifican en las semanas previas al Domingo de Ramos.
En el templo de San Pedro pueden contemplarse durante todo el año las imágenes titulares en sus respectivos camarines. El Santísimo Cristo de la Esperanza preside el altar mayor sobre el sagrario, mientras que San Pedro Arrepentido ocupa el magnífico camarín del retablo principal. La Virgen de los Dolores recibe culto en el retablo del lado derecho del crucero. Esta accesibilidad permanente permite a devotos y visitantes admirar las obras maestras de Salzillo en su contexto litúrgico original.
La cofradía mantiene una estrecha relación con la Escuela Militar de Paracaidismo, hermana honoraria de la institución, que acompaña al Cristo de la Esperanza durante su recorrido procesional. Esta vinculación militar añade un elemento distintivo al desfile y refuerza los lazos entre la hermandad y las Fuerzas Armadas españolas.
La Hermandad Infantil, fundada en 2002 como la primera de Murcia, desarrolla actividades específicas para los más jóvenes a lo largo del año, fomentando desde la infancia los valores de la fe, la tradición y la caridad. Los niños participan activamente en la procesión con su paso «Dejad que los niños se acerquen a Mí», constituyendo una de las estampas más entrañables del Domingo de Ramos murciano.
La cofradía edita publicaciones, organiza exposiciones fotográficas, participa en actos ecuménicos y colabora con otras hermandades en iniciativas conjuntas, demostrando su compromiso con la difusión del patrimonio cultural y religioso de Murcia. Su presencia en redes sociales y plataformas digitales permite mantener informada a la comunidad cofrade sobre todas las actividades y novedades de la institución.
Tradiciones singulares
La Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza atesora numerosas peculiaridades que la distinguen dentro del panorama cofrade murciano, configurando una identidad propia que la hace especialmente querida por devotos y visitantes.
El título completo de la cofradía es uno de los más extensos de España: «Pontificia, Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza, María Santísima de los Dolores y del Santo Celo por la Salvación de las Almas». Estos títulos reflejan los honores acumulados a lo largo de su historia: Pontificia por la bula de Benedicto XIV de 1755, Real por la protección de Felipe V, y Venerable por su antigüedad y prestigio.
La cofradía es conocida popularmente como «la Esperanza» o «los verdes», denominaciones cariñosas que los murcianos utilizan para referirse a esta histórica institución. El color verde, símbolo de la esperanza cristiana, se ha convertido en su seña de identidad más reconocible, tiñendo las calles de Murcia cada Domingo de Ramos.
Una característica distintiva es que ocho de sus nueve pasos son de tres estantes por vara, una configuración que requiere mayor número de portadores y exige una coordinación perfecta. Esta disposición confiere a los tronos mayor estabilidad pero también mayor peso y complejidad en las maniobras. El único paso con dos estantes por vara es el del recién incorporado Cristo de las Almas, siguiendo la configuración tradicional murciana.
Los mayordomos con cara tapada constituyen otra singularidad frente al estilo tradicional murciano, donde habitualmente van con el rostro descubierto. Esta característica confiere al cortejo un aire de mayor misterio y solemnidad, rompiendo con la norma general de las cofradías tradicionales de la ciudad.
La ausencia de toque de burla durante la procesión marca otra diferencia significativa. Mientras que en otras cofradías tradicionales murcianas los tambores y cornetas interpretan el característico «toque de burla» en determinados momentos, en la procesión de la Esperanza no se realiza este toque, manteniendo una atmósfera más solemne y recogida.
La vinculación de Francisco Salzillo con esta cofradía va más allá de ser autor de sus principales imágenes. El maestro fue cofrade de la hermandad junto con su esposa, y su padre, Nicolás Salzillo, se casó en la iglesia de San Pedro con Isabel Alcaraz en 1699, estableciendo así un vínculo familiar y espiritual que se materializaría décadas después en las obras maestras que hoy custodia la corporación.
El acompañamiento militar del Cristo de la Esperanza por un piquete de la Escuela Militar de Paracaidismo, hermana honoraria de la cofradía, constituye un elemento único en la Semana Santa murciana. La presencia de estos militares en uniforme de gala añade solemnidad y marcialidad al cortejo, honrando al Cristo titular con el respeto castrense.
La recogida a medianoche en la Plaza de San Pedro representa uno de los momentos más memorables de toda la Semana Santa en Murcia. La multitud que se congrega, el encuentro de los titulares con San Juan, las saetas que resuenan en la noche, y especialmente la entrada a pulso del Cristo de la Esperanza en el templo tras horas de procesión, crean una atmósfera de emoción y devoción que ningún visitante olvida.
El paso de «Dejad que los niños se acerquen a Mí», portado por la Hermandad Infantil, constituye una estampa entrañable que abre la procesión. Ver a los niños vestidos con sus túnicas verdes, participando con seriedad y devoción en el cortejo, representa la transmisión generacional de la fe y la tradición, garantizando la continuidad futura de estas manifestaciones culturales y religiosas.
Orientaciones para visitantes
¿Dónde hospedarse? El centro histórico de Murcia ofrece variadas opciones de alojamiento para todos los presupuestos. Los hoteles cercanos a la Plaza de las Flores, Plaza de San Pedro y Gran Vía proporcionan ubicación ideal para seguir la procesión sin necesidad de desplazamientos. También existen apartamentos turísticos en el casco antiguo que permiten vivir la Semana Santa desde una perspectiva más local.
¿Cómo desplazarse? La estación de autobuses y tren de Murcia, situada en la plaza Circular, se encuentra a escasos minutos andando del casco antiguo. El tranvía conecta diferentes barrios de la ciudad con el centro. Para quienes lleguen en coche particular, existen aparcamientos públicos en la Glorieta de España y plaza Circular, aunque se recomienda utilizar transporte público durante la Semana Santa por los cortes de tráfico.
¿Qué indumentaria llevar? Aunque no hay código de vestimenta obligatorio, se recomienda ropa cómoda y calzado apropiado para estar de pie varias horas. El Domingo de Ramos coincide con fechas de tiempo variable, pudiendo hacer calor durante el día y refrescar por la noche, por lo que conviene llevar una chaqueta ligera. Dado que la recogida se produce a medianoche, es aconsejable abrigarse adecuadamente.
¿Dónde degustar la gastronomía local? La zona de San Pedro, Plaza de las Flores y calles adyacentes concentra numerosos establecimientos donde degustar tapas murcianas como marineras, caballitos, zarangollo, pastel de carne y ensalada murciana. Los restaurantes de la zona ofrecen menús especiales durante Semana Santa con platos tradicionales. No hay que perderse los paparajotes de postre ni las torrijas y monas de Pascua típicas de estas fechas.
Preguntas recurrentes
¿Cuándo se fundó la Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza?
La Congregación del Santísimo Cristo de la Esperanza y Santo Celo por la Salvación de las Almas fue erigida canónicamente el 29 de abril de 1754 en la Iglesia de San Pedro. Tras un periodo de declive en el siglo XIX, fue refundada como cofradía de Semana Santa en 1953-1954, realizando su primera procesión el Domingo de Ramos de 1955.
¿Por qué visten de verde los cofrades?
El color verde simboliza la virtud teologal de la esperanza cristiana en la salvación y la vida eterna. Esta tonalidad fue adoptada desde la refundación de la cofradía en los años 50 del siglo XX como signo distintivo de la hermandad, convirtiéndose en su seña de identidad más reconocible.
¿Qué día procesiona la Cofradía de la Esperanza?
La cofradía desfila el Domingo de Ramos, con salida desde la Plaza de San Pedro en la tarde-noche. Es tradicionalmente la primera de las procesiones «tradicionales» de la Semana Santa murciana, marcando el arranque oficial de las celebraciones pasionarias en la ciudad. La recogida tiene lugar aproximadamente a medianoche.
¿Qué obras de Salzillo tiene la cofradía?
La cofradía custodia tres obras maestras de Francisco Salzillo: el Santísimo Cristo de la Esperanza (1755), María Santísima de los Dolores (1756) y San Pedro Arrepentido (1780), considerada esta última una de las cumbres del genial imaginero murciano. Salzillo fue cofrade de la hermandad junto con su esposa Juana de Vallejo.
¿Cuántos pasos salen en la procesión?
La procesión del Domingo de Ramos cuenta con nueve pasos y sus respectivas hermandades, ofreciendo un recorrido visual por tres siglos de escultura religiosa española, desde el barroco salzillesco del siglo XVIII hasta creaciones contemporáneas del siglo XXI.
¿Dónde está la sede de la cofradía?
La sede canónica se encuentra en la Iglesia de San Pedro Apóstol, situada en la plaza del mismo nombre en pleno centro histórico de Murcia. La Casa de Hermandad está ubicada en la calle Jara Carrillo, número 18, donde se desarrollan los cabildos y actividades administrativas.
¿Por qué los mayordomos van con la cara tapada?
Esta es una peculiaridad de la Cofradía de la Esperanza que la diferencia del estilo tradicional murciano, donde habitualmente los mayordomos van con el rostro descubierto. Esta característica confiere al cortejo un aire de mayor misterio y solemnidad, siendo una de las singularidades que definen la identidad de esta hermandad.
¿Qué es el paso de la Burrica?
Es el nombre popular con que se conoce el paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, obra del imaginero José Hernández Navarro realizada entre 1984 y 1987. Representa el episodio evangélico en que Jesús entra triunfalmente en Jerusalén montado en un asno, siendo aclamado por el pueblo. Es especialmente querido por los niños y constituye una de las estampas más características del Domingo de Ramos murciano.
¿Cuál es el mejor lugar para ver la procesión?
La Plaza de San Pedro ofrece la oportunidad de contemplar tanto la salida como la espectacular recogida a medianoche, momento culminante de la procesión con el encuentro de los titulares y San Juan. También son excelentes ubicaciones la Plaza del Cardenal Belluga (frente a la Catedral), la calle Trapería, la Plaza de Santo Domingo y Alfonso X El Sabio.
¿Puedo incorporarme como cofrade?
La cofradía acepta nuevos miembros durante todo el año. Para ser cofrade es necesario ser católico, estar bautizado y rellenar una solicitud de admisión. Los interesados pueden contactar con la Casa de Hermandad en la calle Jara Carrillo número 18, a través de la página web oficial de la cofradía o mediante los canales de comunicación que la institución pone a disposición.
Enlaces de interés
- Web oficial de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza
- Parroquia de San Pedro Apóstol de Murcia
- Ayuntamiento de Murcia – Información turística y cultural
- Turismo de Murcia – Guía oficial de la ciudad
- Región de Murcia – Portal institucional
- Cabildo Superior de Cofradías de Murcia
- Diócesis de Cartagena – Información eclesiástica
Cofradías y Hermandades
Cofradía del Santísimo Cristo de la Fe
Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia
Cofradía del Santísimo Cristo del Refugio
Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Luz en Su Soledad
Hermandad de Esclavos de Nuestro Padre Jesús del Rescate y María Santísima de la Esperanza
Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad
Pontificia, Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza
Pontificia, Real, Hospitalaria y Primitiva Asociación del Santísimo Cristo de la Salud
Real y Muy Ilustre Archicofradía de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado
Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno
Real y Muy Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo
Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores
Real, Ilustre y Muy Noble Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón
Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Servitas de María Santísima de las Angustias
Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
